INVENTOS MILLONARIOS: PATENTES QUE HICIERON HISTORIA Y INVENTOS CON FUTURO

PATENTES QUE HICIERON HISTORIA

La palabra Talgo, tan familiar para cualquiera de nosotros, es el acrónimo de “TREN ARTICULADO LIGERO GOICOECHEA ORIOL”.

Vayamos por partes; Goicoechea corresponde al apellido del inventor. Su nombre completo es Alejandro Goicoechea Omar y nace en Elorrio, Vizcaya en 1895. Inicialmente ingeniero militar, pronto abandona el ejército para dedicarse a su pasión; el ferrocarril, y trabajar en lo que se convertiría una “obsesión creativa”; el aligeramiento del peso de los trenes. Así nacen los principios básicos del Talgo; “ligereza” y “estructura articulada” (de ahí viene lo de Tren Articulado Ligero del acrónimo).





Ahora bien, todo proyecto tecnológico-industrial necesita de un soporte financiero para poder llevarse a cabo. Goicoechea acudió a pedir ayuda al empresario José Luis de Oriol y Urigüen, nacido en Bilbao en 1877 (ahora ya completamos con la “O” de Oriol todas las letras de TALGO).

Hay que destacar que Oriol consultó a expertos ferroviarios extranjeros, quienes se mostraron reacios, y pese a todo, aceptó el reto.

Los trenes convencionales estaban formados por una locomotora que remolcaba una sucesión de vagones de pasajeros, que a partir de ahora llamaremos coches (ya que en el argot ferroviario “vagón” se emplea para mercancías y “coche” para pasajeros). Cada coche está formado por una caja (como si fuera la carrocería) apoyada en dos carretones o estructuras rodantes (una en cada extremo del coche), que técnicamente se llaman “bogie”. Cada uno de los dos bogies que lleva un coche tiene 4 ruedas (agrupadas en dos pares de ruedas, estando cada par de ruedas unidas por un eje). Cada bogie puede rotar (según un eje vertical) respecto a la caja, lo que confiere al coche una gran facilidad para la inscripción en curva, al poder girar ambos bogies de manera independiente.

Esta estructura adolece de un elevado peso por pasajero (que llamaremos “peso muerto”). En los trenes Talgo se sustituyen los coches convencionales con dos bogies por una sucesión de cajas, más cortas. Entre caja y caja se disponen dos ruedas independientes (ya no son, como pasa en los bogies, pares de ruedas unidas por un eje que giran solidarias). Dichas dos ruedas independientes se disponen en una estructura que se llama “rodal” (como luego veremos, a partir del modelo Talgo III).

Así, mientras un coche convencional tiene una caja sobre dos bogies (de cuatro ruedas y dos ejes cada uno), un “coche” Talgo tiene una caja (más corta) que se apoya en rodales adyacentes (cada uno con dos ruedas independientes), de manera que cada coche Talgo está formado por una caja y un rodal adyacente (excepto en los extremos que puede haber dos rodales). De esta manera en el Talgo podemos ver una sucesión de cajas y entre cada dos cajas adyacentes un rodal con dos ruedas.

Mientras que en los coches convencionales las cajas van “encima” de los bogies y, por tanto, el pasajero va a una altura considerable (el centro de gravedad es además bastante alto), los coches Talgo tienen sus conjuntos de rodadura o rodales entre caja y caja, de manera que éstas se sitúan a una menor altura que las cajas de los coches convencionales (la caja no va encima del rodal, sino “adyacente”, aunque apoyándose en éste). Por eso los coches Talgo tienen el centro de gravedad más bajo, y el pasajero está situado a la misma altura del andén, lo que facilita su accesibilidad alno tener que subir escalones.



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